NÚMERO
46



JULIO
DICIEMBRE
2020

TEXTOS Y CONTEXTOS

Del Fondo Lucio Cabañas


Resumen

Bajo el lema “vincular, articular y fusionar en la lucha popular”, el Taller de Arte e Ideología levantó un museo de sitio sobre el profesor Lucio Cabañas en Atoyac, Guerrero. Como resultado se conformó el Fondo Documental Lucio Cabañas, archivo excepcional disponible para la consulta de los interesados en la lucha guerrillera en el México de la década de 1970 y su contraparte, la llamada “guerra sucia”.


 


Alberto Híjar Serrano / filósofo y docente
INVESTIGADOR DEL CENIDIAP
rojillo74@hotmail.com


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Ingresé el 1 de octubre de 1996 al Cenidiap, que ya conocía, con un concurso de oposición de por medio para el cual fue necesaria la entrega de una historia de vida más o menos académica. Dos investigadoras del centro, Guillermina Guadarrama y Cristina Híjar, trabajaron arduamente durante quince días para ordenar constancias, textos, planes de estudio, guiones para radio y televisión, portadas e índices, carteles e invitaciones de actividades desarrolladas desde la década de 1960, a las que sumaron la docencia en escuelas privadas y públicas desde que tenía dieciocho años de edad. No hay bitácoras de esta transformación de acervos en archivos ni de los talleres de lectura y discusión que dejaron de ser caseros para construir colectivos orientados a la puesta en crisis de los marxismos y la historiografía del arte en México. Cuenta para esto el Curso Vivo de Arte en la Dirección de Difusión Cultural de la UNAM, para poner al día el conocimiento de obras de artistas en activo incluyendo arquitectos, a la par de dar a conocer sitios ceremoniales prehispánicos y coloniales, no sólo de México, sino de Guatemala y Copán en Honduras, Perú y Ecuador, Chile con la Unidad Popular, la URSS, China, Grecia, Cuba. Fructíferas relaciones crecieron con esta gran experiencia cultural, testimoniada en artículos y ponencias a las que se incorporaron las del Autogobierno de Arquitectura, el cogobierno de Antropología, con la aportación de la filosofía como crítica a las ideologías y el establecimiento de “líneas de demarcación” como plantea Althusser, de quien el Taller de Arte e Ideología (TAI) y mis cursos y seminarios dieron cuenta. A esto se suma mi desaparición forzada y la tortura sufrida en febrero de 1974 debido a mi pertenencia a las Fuerzas de Liberación Nacional que fueron extinguidas para dar lugar al EZLN. Con la herencia de Siqueiros, fallecido el seis de enero de 1974, su casa de Cuernavaca al fondo del taller donde se hicieron los paneles del Polyforum Cultural y su casa en el barrio elegante de Polanco, fueron organizadas como museos, centro de documentación y biblioteca en constante actividad de conferencias, mesas redondas y exposiciones sin necesidad del dinero regateado al Fideicomiso por el Banco de México.


Trabajo de equipo todo el tiempo para construir lo que José Revueltas llama “democracia cognoscitiva”, producción del conocimiento y su reproducción ampliada. Jubilado con una magra plaza de medio tiempo en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, ganada a pulso dos años antes para que contaran para la pensión, el acceso al Cenidiap gracias a un riguroso jurado de exalumnos abrió la posibilidad de contar con apoyo institucional constante. Toda una prueba para mi línea de vida contestataria como mi docencia en la Facultad de Filosofía y Letras tramitada por el Comité de Lucha del 68 para ganarme la repulsa de los marxistas comodinos, menos Sánchez Vázquez y Cesáreo Morales quienes impulsaran, igual que yo, la reflexión althusseriana a la bienvenida crisis del marxismo.




Jacobo Silva Nogales (Comandante Antonio del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente),
¿Lucio Guevara? no, el Che Cabañas, óleo sobre tela, 2003, 80 x 70 cm. Col. La Casa Verde.
Pintado en el Centro Federal de Readaptación Social Número 1 "El Altiplano".



La investigación articulada a la documentación y a la información fue asumida en oposición a la aristocracia de las y los investigadores individualistas hegemónicos. El trabajo nuevo probaría la dialéctica de la praxis teórica cuyo solo nombre althusseriano escandalizaba, mientras el Taller de Arte e Ideología nacido y crecido en 1974 articulaba la producción y reproducción del conocimiento, su articulación con el saber no académico, la circulación y valoración distintas a las famas y los cronopios académicos. Por esto, el trabajo colectivo pronto dio frutos en el Cenidiap, con loque resultaron la compilación de Frentes coaliciones y talleres. Grupos visuales en México en el siglo XX (2007). Releer a Siqueiros. Ensayos en su centenario (2000), que confrontó la falta de rigor editorial del TAI con lo estricto del Cenidiap, y Arte y utopía en América Latina (2000). La participación de distinguidos especialistas como Schiffra Goldman y Horacio Cerutti enriquecieron los dos últimos títulos mencionados.

Elisa Morales vigilaba agendas, disponía materiales, ordenaba textos e imágenes para dar lugar a fondos documentales de la dimensión estética definida por Marcusse como la praxis incluyente de recursos artísticos y de otra índole, para producir un sentido comunicativo liberador del trabajo enajenado para apuntar a la emancipación de la especie humana, el “vivir de acuerdo con las leyes de la belleza” (Marx, 1844) y no de la bolsa de valores. Eros contra Tánatos. Esto sólo ocurrirá en el comunismo, por lo que la construcción del socialismo es urgente. El lema del TAI apunta a este sentido histórico: vincular, articular y fusionar en la lucha popular, la de la toma de tierras, las huelgas, los procesos de autonomía antirrepresiva, el internacionalismo libertario. Ejercer la filosofía como crítica a las ideologías exige superar los manuales de marxismo y leninismo para historificar los proyectos. Oponer a la ley del valor la emulación solidaria con comunidades concretas es una línea practicada y teorizada por el Che, a quien dediqué en el vigésimo aniversario de su caída en combate un curso entero, Problemas de Estética, en la Facultad de Filosofía y Letras al que asistían estudiantes del lugar y de Ciencias Políticas, Ingeniería y Diseño.

La noticia de la identificación de los restos de Lucio Cabañas gracias a los trabajos de sus familiares cercanos con la Comisión Nacional de Derechos Humanos al terminar el siglo XX y empezar el siguiente, animó a las organizaciones sociales y político-militares de Guerrero, el Guerrero Bronco (Armando Bartra, 1996), para dar lugar a un funeral iniciado en Chilpancingo para seguir por la carretera litoral a El Cayaco, donde vivió Lucio y ejerció la docencia, para seguir hasta la región de El Paraíso, detenerse en la tumba materna, y arribar a Atoyac donde empezó el proyecto guerrillero como obligada respuesta a la represión militar de una asamblea de repudio a la directora de la Escuela Juan Álvarez, Julia Paco Piza. La movilización luctuosa y combativa exigía lugares de memoria histórica, por lo que fue aceptada la propuesta de un Museo de Sitio en uno de los dos cuartos de la humilde casa de Yolanda, sobrina de Lucio. Sería inaugurado formalmente cuando los restos conducidos por el párroco Máximo Gómez, quien conservó la ropa del caído en combate, y por la maestra Hilda Flores Solís, colaboradora del Partido de los Pobres (PDLP) y la BCA en las buenas y en las malas. Carlos Montemayor y yo hablamos de la memoria histórica ante los guerrerenses. Ahí estuvieron Guillermina Cabañas manteniendo el clandestinaje de su pertenencia a la columna de Lucio, de donde fue excluida por su embarazo. Ahí también hicieron presencia David, combatiente armado, y Pablo, el maestro castigado comisionado a Sonora donde fue aprehendido para dar lugar a corridos memoriosos testimoniales.

Las reuniones en las casas de la familia Cabañas, en la Colonia del Mar en el Distrito Federal rumbo a Tláhuac, enfrentaron el proyecto a la desconfianza resultante de las experiencias represivas de los gobiernos. Todo cambió cuando una credencial de maestro de Lucio Cabañas fue amplificada por Elisa Morales para probar la conservación del documento original, regresado con protección adecuada una vez reproducido para la exposición. Quedó claro el procedimiento y en las reuniones siguientes aparecieron fotos y documentos que fueron integrando un fondo documental enriquecido con publicaciones, volantes, carteles, comunicados, coleccionados por Alberto Híjar y otros miembros del TAI como Raquel Bolaños y Gonzalo López. Seis carpetas bien nutridas por Elisa Morales resguardan los documentos con un registro preciso del orden archivístico para facilitar su manejo y cuidado. Las guías generales del acervo concretan columnas con el tipo de documento, la colección a la que pertenece, la sección, la serie, el expediente, la descripción, la fecha del acopio, las observaciones, todo con una clave documental.



Jacobo Silva Nogales (Comandante Antonio del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente), Ecos de la montaña, óleo sobre tela, 2003, 80 x 70 cm. Col. La Casa Verde. Pintado en el Centro Federal de Readaptación Social Número 1 "El Altiplano".



Los viajes a Atoyac fueron formativos para los del TAI con la incorporación de un excomandante de las Fuerzas Populares de Liberación (FPL) salvadoreñas conocido como Kalin, quien recibió el apodo de Milnombres por Miguel Ángel Esquivel en proceso de titulación de posgrado, porque cada viaje daba un nombre nuevo. La invitación a mi postrer grupo de Estética de la Facultad de Filosofía y Letras, fue respondida por Alberto Torres, estudiante de Letras Hispánicas, quien resultó excelente trabajador de la construcción con amplia experiencia, no tanto como la de nuestro chofer, Fernando Sánchez, dueño de la camioneta combi, experto electricista y mecánico. Vale la pena descubrir el origen de la combi arreglada con madera para aparentar lujos de turista viajero, tal como era necesario para sus usos de transporte de materiales para las FPL desde la frontera norte de México hasta El Salvador. Una pareja del TAI anduvo en esto. En efecto, vincular, articular y fusionar en la lucha popular contaba con dimensión inernacionalista concretada en un colectivo sin división del trabajo intelectual del manual, a la altura de las necesidades construidas entre todos. Había que crear un mural para señalar el museo, y rápido. Gonzalo López pintó un paisaje con mar y caserío en los seis metros y medio de la barda de la casa de Yolanda, interrumpido por la puerta del cuarto ocupado con los materiales en el suelo para seleccionar su colocación en los muros. Los transeúntes se detenían curiosos y daban lugar a conversaciones testimoniales de las que no tomamos nota. José Luis Medrano escribiría después una declaración personalizada por su asombro ante la narración de un compañero de Lucio, quizá Juan Reynaga, herido en el ataque militar de la Asamblea del 18 de mayo de 1967, para servir después de enlace y correo. “En Guerrero, el aire, el paisaje y la miseria son gratis”, es el número 3 de Testimonios publicados por el TAI con excelentes ilustraciones de Gonzalo López. Al título le falta la tortura que hace decir al declarante: “La última vez que me preguntaron sobre estas cosas tenía a un médico, varios policías y un cable que subía por la pierna hasta llegar allá donde te platiqué”. Cosa extraña: gracias al cuidadoso diseño de Gonzalo y la maestra Raquel Bolaños, imposibilitada para viajar y la vigilancia constante de Elisa, la página dos de las treinta y dos totales, registra la Editorial TAI, octubre de 2003. Extraño porque las publicaciones de las izquierdas artesanales suelen carecer de página legal.

El colectivo trabajaba de manera simultánea la museografía, el archivo, los registros, las cédulas, los textos explicativos. De piso a techo fue la ocupación de las paredes. Gracias a los materiales especiales disponibles con la ayuda de Elisa, los toques de color, las flechas, las banderitas sostenidas con alfileres en los mapas, las marialuisas de los grabados, cubrieron todo el espacio recorrido con los visitantes de paso que descubrían con asombro noticias, fotos, documentos de la vida civil de Lucio, con comentarios que servían al equipo para corregir y precisar. Dos situaciones hubo que enfrentar: la ausencia de una pintura o grabado y la solución de la historia de Guerrero Bronco en alto contraste con la explotación turística y los frutos de la tierra con represiones de por medio como la de los copreros en 1967, la de los maestros en constante movilización, la de los normalistas de Ayotzinapa orgánicamente campesinos, todo lo que dio lugar a organizaciones como la Liga Agraria Revolucionaria del Sur, la Asociación Cívica Guerrerense dirigida por Genaro Vázquez desde septiembre de 1959 y su transformación en Asociación Cívica Nacional Revolucionaria a raíz de la fuga del comandante de la cárcel de Iguala, el 22 de abril de 1968. Hubo que ilustrar la tortura no sólo con la foto del helicóptero en vuelo desde el que eran arrojados los cuerpos torturados al mar, luego de permanecer en el cuartel militar al que la niña Yolanda, sobrina de Lucio, se colaba para ver los preparativos criminales. Notas y fotos de prensa sirvieron para dar cuenta del narcotráfico, los cultivos de amapola y mariguana protegidos por el ejército, el saqueo de minerales como oro, plata, cobre, fierro, el turismo devastador, todo en disputa por empresarios protegidos por las fuerzas armadas, los ministerios públicos, los jueces. Los documentos adquieren una gran importancia museográfica cuando se trata de dar a conocer estas historias para dar a entender los crímenes de Estado, la impunidad de los criminales y la tragedia de las víctimas y los familiares con una vida cotidiana precaria y con una memoria acallada por las amenazas y los sustos.

Una resistencia constante ha concretado la lucha organizada en Guerrero desde los tiempos de Morelos y Guerrero, los Galeana y los Matamoros, pero también por hacendados como Juan Álvarez cuya sencilla casa en Atoyac bien merece una placa recordatoria. Una visita al Taller de Gráfica Popular (TGP), testimoniante gráfico de la historia, dio por resultado la donación por su coordinador, Jesús Álvarez Amaya, del único ejemplar de archivo del retrato de Lucio grabado por Leopoldo Morales Praxedis, al que se sumaría el de Arturo Reyes y el de un maoísta chicano en Chicago, José Guerrero. La visita a Arturo García Bustos fue respondida con la propuesta de regresar al día siguiente para recibir la sorpresa de una escultura de unos 30 cm de desplazamiento de Juan Álvarez, dando un paso adelante enarbolando la bandera del Plan de Iguala, con la que solucionamos la referencia a la historia de la independencia y la soberanía popular en lucha constante por los combatientes de Guerrero. La mención a la tradición guerrillera lo mismo exigió mencionar a personajes legendarios, como El Cirgüelo, Silvestre Castro, famoso por el ataque nocturno de su tropa desnuda como él para no ostentar los vestidos de blanca manta, y además para librarse de la calor. El general brigadier Pablo M. Cabañas y el coronel Pedro M. Cabañas se cuentan entre los veintiocho firmantes del Plan del Veladero, lanzado desde el Cuartel General del Movimiento Libertario Reintegración Económica Mexicana en el Distrito de Tavares, Acapulco, con las firmas principales del jefe del movimiento libertario Amadeo S. Vidales y el general en jefe de las fuerzas libertadoras, Baldomero Vidales León, ambos continuadores de la lucha autonomista del Partido Obrero de Acapulco de Juan R. Escudero y su hermano Felipe, dado a conocer el 1 de mayo de 1920. Con guerrilleros así se resistió a las invasiones yanquis y francesa, se construyó la carretera Acapulco-México y se organizaron las autodefensas contra caciques criminales culminados en la familia encabezada por Rubén Figueroa, cuyo secuestro en 1972 por el Partido de los Pobres significó el principio de su fin. Hubo que destacar que México registra como primer presidente de la República a Guadalupe Victoria, nombre guerrillero de Félix Fernández, como reconocimiento de la importancia de las guerrillas veracruzanas y guerrerenses articuladas a las conspiraciones masónicas, la de la logia Águila Negra, en especial. La bella escultura de García Bustos quedaría muy bien colocada y protegida cuando el museo emigró al amplio espacio de entrada a la casa de Juan Reynaga, dos cuadras delante de la de Yolanda en la calle central Benito Juárez 23, que así pudo recuperar su vivienda completa cuando nos ofrecía dejar su reducida recámara para irse al pasillo con todo y cama y ropero. Para la nueva instalación, Alberto Torres resultó un eficiente trabajador que mientras discutíamos cómo anunciar el museo en la calle trepó a un poste y colocó el cartel. Ya hablábamos entonces de la lucha del pueblo salvadoreño y de Roque Dalton que a la postre investigó para sus tesis de licenciatura y posgrado, incorporando en ésta las figuras del guatemalteco Mario Payeras, doctorado en Filosofía en Leipzig para regresar a internarse en el Petén y fundar el Ejército Guerrillero de los Pobres. Escritura militante llama Alberto a este género practicado también por Otto René Castillo y el argentino Rodolfo Walsh. Es una masa de descubrimientos teórico-prácticos, la acumulada en un proceso de investigación y realización museográfica con relativo patrocinio de Estado.



Jacobo Silva Nogales (Comandante Antonio del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente), Vivo siempre, óleo sobre tela, 2003, 80 x 70 cm. Col. La Casa Verde. Pintado en el Centro Federal de Readaptación Social Número 1 "El Altiplano".



El Fondo Lucio Cabañas del Cenidiap bajo resguardo de Elisa Morales Maya ha dado lugar a consultas tan importantes como la de Laura Castellanos para su libro México armado, Guerra Sucia 1943-1981 (ERA, 2007). Ha permitido exposiciones como la conmemorativa del 2 de octubre de 1968 en el CCH Oriente organizada en 1994 por Rubén Díaz, un profesor ex preso político por su militancia en el Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del Pueblo-PDLP, resultante de un proyecto revolucionario de dos organizaciones diezmadas por la represión estatal. En la Casa de la Cultura Jaime Sabines de la Delegación Álvaro Obregón fueron presentados dos Cuadernos de Comunicación Sindical del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México-TAI, el 72 con el texto “Lucio según David”, que es la participación de David Cabañas en una mesa redonda organizada por el Frente de Lucha Estudiantil Julio Antonio Mella de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM el 11 de noviembre de 2002 y el “Jueves Fatídico” de Pablo Cabañas sobre el ataque militar a la asamblea en la plaza de Atoyac del 18 de mayo de 1967. Lucio Cabañas poesía y canciones es el cuaderno 74, número 2 de la serie de Testimonios con los corridos de Pablo Cabañas y los poemas de la maestra María Guerra y el poeta Roberto López Moreno.

Tal es la historia de un proyecto colectivo y complejo con participación de activistas de una comunidad histórica, de ex guerrilleros sobrevivientes, de familiares de víctimas, de trabajadores de la cultura diversos, todo con el acuerdo y los apoyos del Cenidiap-INBAL. Los llamados habitualmente en los informes de investigación como “Productos secundarios” no lo son, porque el proyecto de Museo y Centro de Documentación planteó desde el principio la inclusión de testimonios para su discusión comunitaria. Con este propósito exhibimos en la plaza central de Atoyac y frente al monumento a Lucio Cabañas la película El edén bajo el fusil de Salvador Díaz con la pantalla y el proyector que los Testigos de Jehová alquilan para su exhibición de propaganda en la misma plaza.

La reproducción gráfica del Museo fue entregada a la Escuela Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa donde se formó Lucio Cabañas hasta alcanzar la Dirección Nacional de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México en coordinación de las normales de todo el país. Genaro Vázquez pasó también por esta escuela. La intención fue instalar el museo reproducido en la oficina de entrada, con el ordenamiento de trofeos, objetos y fotos de la historia de la escuela, lo cual resultó proyecto fallido. En el comedor fue colocado un retrato pintado por Jacobo Silva Nogales, Comandante Antonio del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente, pintado en el Penal de Alta Seguridad del Altiplano. La alegoría retrata al Comandante como guerrero águila azteca, chinaco, zapatista, neozapatista, frente a su foto más conocida como Comandante del Partido de los Pobres y su Brigada Campesina de Ajusticiamiento. Tiempo después los materiales fueron recuperados por El Estopaz, un anarquista promotor de centros culturales donde todo es negro con telarañas artificiales, quien desarrolló en El Paraíso un principio de cooperativa que tampoco prosperó ante la división de los proyectos revolucionarios y la represión constante.

Queda el Fondo Documental Lucio Cabañas como insólito archivo disponible para la consulta de interesados en la historia irreductible a la excepcionalidad de la “guerra sucia”, cuando en rigor es parte orgánica de la historia de México, la historia del Estado y sus constituciones. Las tradiciones guerrilleras han sido y son fundamentales para construir la independencia y la soberanía plenamente democráticas. “Ser pueblo, hacer pueblo, estar con el pueblo”, es consigna vigente. La historia con todo y praxis estética está en construcción y cuenta con investigaciones ilustres como Bandidos de Eric Hobsbwam (1969), las de Mario Gill, los clásicos como Fanon y Montemayor y los actuales como Negri y Hardt y, por supuesto, el Che. Del agrarismo armado a la guerra de los pobres. Ensayos de guerrilla rural en el México contemporáneo, 1940-1974 de Marco Bellingeri (2003) y las Historias de la lucha armada y de resistencia al Estado de Laura Castellanos, la más reciente, Crónica de un país embozado 1994-2008 (ERA 2018), Buscando un Inca. Identidad y utopía en los Andes de Alberto Flores Galindo (1988), contribuye a la crítica radical del colonialismo, al igual que las investigaciones de Carlo Ginzburg y todo lo publicado al respecto por la Revista Contrahistorias encabezada por Carlos Antonio Aguirre Rojas, en línea semejante a las reflexiones sobre Nuestra América de Ricardo Melgar, Carlos Guevara, Miguel Ángel Esquivel, Alberto Torres y Sonia y Andrea Morett. Un seminario permanente de filosofía crítica alimentado por Alfredo Gurza y el director del Cenidiap, Carlos Guevara, contribuye a la reproducción ampliada de una línea de investigación teórica, necesaria para la crisis histórica del capitalismo y la fase de transición al futuro. Está en proceso la articulación de las microhistorias monográficas y la abundancia de testimonios escritos y filmados, a la historia totalizada en constante proceso dialéctico. Todo esto cuenta con la línea de investigación abierta en el Cenidiap por el Fondo Documental Lucio Cabañas. El Museo sucumbió ante la falta de responsables locales involucrados en discusiones políticas irreconciliables.





Palabras clave
Lucio Cabañas, museo, resistencia, TAI, Partido de los Pobres.