NÚMERO
48



JULIO
DICIEMBRE
2021

SEPARATA

Un viaje especial.
Quince años de la Especialidad en Producción Editorial de la EDINBA

A special trip.
Fifteen years of the Specialty in Editorial Production at edinba

Leonel Sagahón
Diseñador gráfico, artista visual, profesor de diseño y editor
leonelsaga@gmail.com


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A los estudiantes de aquellos años, que tanto me enseñaron

A Arnulfo, Regina, Víctor, Andrés y Uzyel

A Astrid, por supuesto


En 1988 nació la Especialidad en Producción Editorial Asistida por computadora, en la Unidad de Posgrado y Educación Continua (upec) de la Escuela de Diseño del inba (EDINBA), fundada por Arnulfo Aquino. Yo había estudiado mi licenciatura en la EDINBA y la consideraba mi casa, así que cuando Arnulfo me propuso coordinar la especialidad acepté con gusto y así arrancaron quince años de vertiginosos aprendizajes.[1]

Desde un inicio, invité a trabajar a Andrés Mario Ramírez Cuevas y a Regina Olivares, con quienes no solo me unía una entrañable amistad, sino que compartíamos valores relacionados con la sociedad, el diseño, los libros y la vida. También invité a Uzyel Karp, recién llegado de Basilea, quien traía la tradición tipográfica Suiza. En 2006 invitamos a Víctor Martínez y cuando Andrés se apartó del equipo, se integró Astrid Velasco, que era editora y no diseñadora, como los demás. Con estos cuatro amigos tuve el mejor grupo de discusión, reflexión y análisis del diseño, los libros y la educación de mi vida. Todos teníamos despachos en los que trabajábamos como diseñadores y nos iba bien, no vivíamos del sueldo de profesores, pero lo que sucedía en la escuela resonaba en el despacho y viceversa. Ser profesionistas, que ponían en práctica lo que enseñaban, nos daba mucha seguridad y esta se transmitía a los estudiantes. Todas las semanas discutíamos, planeábamos y compartíamos lecturas. Cada semestre crecía la certeza de que estábamos descubriendo algo, haciendo bien las cosas. Los profesores éramos los que más aprendíamos y la adrenalina subía; a las horas de clase le seguían cenas, salidas, alegría.

Las tardes de cada martes y jueves de 5 a 9 impartíamos clase en un salón en la upec, a veces todos, los 5, a veces 4, 3, 2 o yo sólo. Esa aula era un taller, pero más que eso, era un espacio de encuentro, una especie de picnic al que cada quien, alumnos incluidos, llevábamos algo para compartir.

De ese taller emergieron nítidas, como nunca, las convicciones que me acompañan hasta ahora: mi corazón está con la educación pública irrestricta, plural, generosa y humanista; ahí está mi compromiso social y político (porque todo lo que hago es político) y la certeza de que los libros, preciosos y todo, sólo son un medio para lograr un fin, y lo más importante es lo que sucede con las personas, después de que han leído.

Hoy, en 2021, a diez años de haber dejado la EDINBA y de no haber abierto el archivo ni el corazón a aquellos días, reviso cientos de documentos, notas, fotos y me reencuentro con una historia llena de entusiasmo, de trabajo y de afecto. Pero también se impone la distancia que sólo el tiempo puede dar y la posibilidad de hacer un balance de ese proyecto. El plan de estudios de 2011 fue el desenlace de esos empeños, su culminación. Cuando lo terminamos, no sabíamos que quedaría como un legado, que no lo pondríamos en marcha nosotros; sin embargo, mejor que eso, lo habíamos cocinado durante muchos años, a fuego lento, saboreándolo. Es más, todo ello floreció de nuevo, en los proyectos educativos que, ya por separado, emprendimos cada quien, después de 2012.

De este reencuentro, después de una década, lo más “padre”, sin duda, fue contactar a los egresados y conocer sus puntos de vista sobre aquellos días. Agradezco infinitamente, que acudieran a mi invitación para responder las preguntas y especialmente, sus comentarios finales. Es una lástima que la limitada extensión de este texto no permita incluirlos a todos, pero me queda la certeza de que, en estos diseñadores se cumplió el proyecto que con tanto cariño emprendimos.

Pero no me interesa que sea la emotividad la que prevalezca, sino la reflexión para que, a veintitrés años de iniciado el viaje, pueda hacer un balance. A continuación, recorro algunos aspectos de lo que creo que fue valioso e hizo de este proyecto algo diferente. Por supuesto, es un punto de vista mío e individual, en absoluto pretendo hablar a nombre de mis compañeros profesores.


Perspectivas pedagógicas de la especialidad

Ninguno de los profesores tuvimos una formación docente o didáctica, ni mucho menos pedagógica, para enfrentar el reto en las clases. Sin embargo, al equipo nos unía la visión crítica de la enseñanza que habíamos recibido y todos veníamos de experiencias muy distintas: Andrés de la enap-unam (ahora fad), Regina de la uam-Azcapotzalco, Víctor de la uam-Xochimilco, yo de la EDINBA, Uzyel de Suiza y Astrid de la ffyl-unam. Sin embargo, de la discusión intensa y permanente de lo que hacíamos, se fue formando una perspectiva pedagógica con los siguientes ejes:

Generales

Una educación activa y participativa, con dinámicas horizontales, en las que también los profesores aprenden, ampliación de horizontes culturales, reflexión crítica y autocrítica sobre los procesos, evaluaciones formativas y colectivas, fomento de la curiosidad como motor de la exploración e investigación, fomento de procesos ricos y el aula como espacio de taller, de libertad, encuentro e intercambio constante. Ruptura con la tradición competitiva de la educación, en favor de una tradición constructiva y empática.

De diseño

El proceso es tan importante como el resultado. Más que una metodología del diseño editorial, buscamos que cada estudiante enfocara sus propios procesos e identificara de forma autocrítica, aquellos que resultaban exitosos. Fomentamos que cada proceso fuera rico en la diversidad de alternativas consideradas, profundos en las motivaciones y exhaustivos en la exploración de sus posibilidades. La experimentación como paradigma de la búsqueda de alternativas.

Lo mejor de la especialidad fue compartir y dialogar con profesionales de las publicaciones. Compartir experiencias y generar una comunidad que sigue vigente. Los profesores/facilitadores/maestros/colegas fueron los mejores que pude tener. Cada uno experto en su ramo, pero, sobre todo, personas amables, abiertas, y con clara vocación de enseñanza. Lejos de propiciar el clásico distanciamiento profesor-alumno, siempre fomentaron el intercambio de opiniones amable y respetuoso, compartiendo su saber sin reservas. Sofía Soto. Generación 2008.


Tutorías

Desde la perspectiva del equipo, no era aceptable el principio académico generalizado, de que los estudiantes que tienen dificultades, acaban por ser reprobados o incluso eliminados de los cursos. Por ello, y para atender la natural heterogeneidad de estudiantes y los diferentes ritmos de avance de cada uno, instituimos un sistema de tutorías, según el cual, a cada profesor le correspondían entre cuatro y seis estudiantes, a quienes dedicarían más tiempo y seguirían estrechamente, atendiendo las necesidades específicas de su avance o las inquietudes particulares que expresaran. A estos acompañamientos, los profesores podíamos dedicar hasta cuatro horas a la semana e incluían: revisiones de avances de los ejercicios, tareas o actividades especiales, orientaciones, recomendaciones de lecturas y de todo tipo de materiales para fortalecer habilidades, intereses o inquietudes. Con regularidad recibíamos a los estudiantes en nuestros respectivos despachos y en esos encuentros sucedieron muchas afortunadas coincidencias.

Las tutorías demostraron un efecto decisivo no sólo en la cantidad de estudiantes que aprobaban, sino en el nivel que alcanzaban. Considero que también fomentaron lazos estrechos entre los profesores y los estudiantes en los que la vida profesional y personal tejieron inspiraciones, amistades y colaboraciones. Por supuesto que en esta esfera también se intensificó el aprendizaje de los profesores.

Aunque no conocíamos el plan de estudios o no se seguía como tal, fue una experiencia muy enriquecedora y llena de trabajo. Aprendí mucho, a la fecha lo pongo en práctica y recuerdo constantemente los ejercicios. El cuerpo académico era muy sólido y con gran experiencia en el medio. Recuerdo que estuve a nada de no concluir mis estudios, pero me llena de gusto y orgullohaberlo logrado y ahora estoy en el doctorado. Zazilha Lotz Cruz García. Generación 2010.


Perspectivas conceptuales de la especialidad

Ante la necesidad de dotar de un andamiaje que nos permitiera articular los contenidos y los módulos, y le diera sentido a la apropiación de los conocimientos e incluso que consolidara las evaluaciones, definimos tres ejes a partir de la noción de pertinencia.

Reflexionamos que la pertinencia es indispensable, pero no es una condición preexistente de las publicaciones, pues cada una construye la suya, eso es lo que ha hecho evolucionar a las publicaciones a lo largo de la historia y es justamente allí donde desemboca la creatividad en la edición. En este contexto, consideramos que el principal objetivo del diseño editorial es construir un contenedor pertinente al contenido, a los objetivos editoriales y al público lector. De esa forma, se minimiza o elimina la subjetividad del proceso en la toma de decisiones de diseño, en la evaluación de las propuestas y del trabajo de clase, así como en la evaluación de los resultados. Esta noción de pertinencia se valoraba en tres ejes o ámbitos: la pertinencia gráfica, a la que solemos llamar de diseño; la pertinencia editorial, principalmente de los contenidos, su tono y estructura; y la pertinencia de producción, principalmente la reproducción y los recursos materiales. Tratándose de una especialidad de diseño y para diseñadores, la primera pertinencia, la gráfica, destacaba sobre las otras, pero sin olvidar que ésta no era arbitraria, pues debía anclarse en la pertinencia de los otros ejes.

Considerábamos que éste era un aporte a la tradición de la enseñanza del diseño en general y del editorial en particular, que suele enredarse en supuestas metodologías, teorías, recetas y la aparente “magia” del diseño. En esta perspectiva, el discurso oral con el que los estudiantes acompañan a los procesos, no era una “justificación” sobre bases prefabricadas, si no la argumentación de cómo se engarzaba, de forma lógica y pertinente, una decisión con la otra.


Recursos didácticos

Lo anterior se materializaba en las clases en los siguientes recursos didácticos:

Carpeta de procesos

Era, literalmente, una gran carpeta de argollas, tamaño carta, en la que cada clase se documentaban todos, absolutamente todos los avances de cada ejercicio o proyecto. Cada papel, impresión, boceto o prueba, se metía en micas plásticas para facilitar su preservación y manejo. La finalidad era evidenciar el proceso de forma precisa, su riqueza, su diversidad, su profundidad, su exhaustividad y su rigor.

Para los procesos especialmente minuciosos, como la elección de una familia tipográfica, su tamaño, interlínea y ancho de la caja tipográfica, se hacían gran cantidad de pruebas impresas (hasta 60) para analizarlas, compararlas y fundamentar la decisión.

En principio, las carpetas quedaban ordenadas de forma cronológica, al finalizar, el estudiante podía organizarlas de otra forma significativa (temática, técnica, por ciclos, etcétera). Además, el estudiante agregaba comentarios escritos, a manera de bitácora, en los que recogía los comentarios de sus compañeros, de las evaluaciones colectivas y los propios, y también reflexionaba respecto del proceso, fomentando la autocrítica. La carpeta de procesos de un proyecto final, podía ser tan gorda y pesada, que los estudiantes las dejaban en sus lockers dentro de la escuela para no cargarlas.

Evaluaciones colectivas (El paredón)

Como en nuestro taller teníamos una pared muy grande, los estudiantes pegaban en ella sus avances, a la vista de los demás y se comentaban entre todos. Esta era una evaluación colectiva a la que llamábamos “El paredón”, pero que era verdaderamente constructiva. Gracias a esta dinámica, los estudiantes desarrollaron varias habilidades: comparación de las diferentes propuestas, capacidad de mirar y analizar cada una, talento para identificar fortalezas y debilidades en lo propio y lo ajeno, habilidad de ponerlo en palabras, utilizando el vocabulario especializado, además de desarrollar entereza para recibir las críticas de los demás. Sin embargo, la principal facultad que se desarrolló, consistió en enunciar críticas, que fueran útiles, de forma que sus compañeros pudieran mejorar su trabajo. Esta actividad, cambió por completo el paradigma competitivo y destructor de la tradición escolar generalizada.

Investigación en equipo

Nos interesó fomentar una visión analítica y crítica del medio editorial nacional, por lo que en el primer semestre se desarrollaron investigaciones en las que cada equipo analizó un aspecto de un fenómeno complejo. Por ejemplo, respecto de la producción editorial nacional de revistas, cada equipo estudió varias revistas, de un género determinado (culturales, políticas, de moda, de espectáculos, de viajes, por ejemplo) y en ellas observó de forma comparativa, el tipo de contenido, la casa editorial, el tiraje, la periodicidad, la pauta publicitaria, el precio de venta al público, el diseño, etcétera. De esta manera, al reunir los resultados de todos los equipos, fue posible llegar a conclusiones generales realmente relevantes.

Exposiciones individuales ante el grupo

Fue resultado de investigaciones breves y específicas, casi siempre sobre una familia tipográfica determinada o sobre un tipógrafo, o sobre el origen de la forma de una letra. Estas investigaciones desembocaron en dos materiales para el grupo: un folleto (casi siempre un tríptico muy sencillo) con lo más importante de lo investigado, que se entregó a cada uno de sus compañeros y una exposición breve, ante el grupo, acompañada de apoyos con proyector. Al finalizar, se invitaba a quienes habían expuesto antes a establecer los vínculos entre lo ya visto y lo recién presentado. Esta dinámica nos permitió reunir a lo largo de los años una buena colección de folletos especializados en tipografías.

Ejercicios

Eran muy variados, y estuvieron encaminados a poner en práctica habilidades específicas, o aterrizar perspectivas teóricas o conceptuales. Destacaron los ejercicios enfocados a entrenar la observación minuciosa como la creación de un álbum de imágenes, en donde cada una de ellas, tenía que tener una relación o diálogo con la imagen que le antecedía o le sucedía. El resultado era un álbum de entre 30 y 40 imágenes, para lograrlo, los alumnos recababan entre 300 y 400 imágenes, jugaban con ellas hasta elegir la serie definitiva.

Otros ejercicios, estuvieron encaminados a observar la anatomía de las letras. Estos consistieron en fusionar dos letras diferentes (como monogramas) o una letra con un número. Finalmente, estaba también el célebre ejercicio llamado Enfrijoladas, en donde se practicaba el espaciamiento de las letras, las esquelas para practicar la jerarquía tipográfica y las texturas tipográficas en las que los alumnos, jugaban con los efectos de aumentar o disminuir el interlineado, el tamaño, o el espaciamiento. Todos estos ejercicios tuvieron en común, exigir un procedimiento metódico, minucioso y exhaustivo que se evaluaba en El paredón.

Invitados

Con cierta regularidad invitamos a diseñadores y editores profesionales a que hablaran de su trabajo y sus perspectivas a los estudiantes en clase, en otras ocasiones, organizamos ciclos o mesas redondas abiertas al resto de la comunidad de la EDINBA. Entre estos invitados podemos contar a Karen Coeman y a Tomás Granados, a los diseñadores Selva Hernández, José Luis Lugo, Alejandro Magallanes, Nacho Peón, Quique Ollervides, Gabriel Martínez Meave y Pablo Lavaley.

Proyectos con instituciones

El equipo de profesores, estábamos convencidos, que los proyectos serían más estimulantes y fomentarían mejores aprendizajes si eran reales y tenían algún promotor que determinara las variables. No siempre nos fue posible, pero cuando lo logramos, los resultados fueron muy buenos. En el año 1999, el proyecto consistió en diseñar el libro El jugo de la vida, sobre la empresa Jumex, para editorial Clío. En el año 2001 y 2002, diseñamos laimagen para dos exposiciones del Antiguo Colegio de San Ildefonso, la de Freud Coleccionista y la de Gaudí. En 2010, nos acercamos al Museo de la luz de la UNAM. De todas ellas, sólo la realizada para Freud Coleccionista se imprimió.

Proyectos especiales

Para los años 2010, 2011 y 2012, en el primer semestre, los estudiantes realizaron un libro colectivo para el que escribían los textos, los corregían, los editaban, los diseñaban y hacían un pequeño tiraje. Estos proyectos tuvieron el objetivo de recorrer todas las etapas de la producción editorial, desde el proyecto editorial hasta la distribución de los ejemplares, y así poner en práctica los conocimientos adquiridos. Al margen de dichos objetivos, estos libros sobreviven como valiosos testimonios de la creatividad de estas generaciones.


Proyecto final. Diseño de colección.

Mención aparte merece el proyecto final del segundo semestre que consistió en el desarrollo de una colección de libros de literatura. Se trató de un proyecto de gran envergadura que exigió un trabajo esmerado y sostenido a lo largo de todo el curso.

Al inicio del semestre, el grupo recibió un tema a desarrollar. Éste podría ser algo muy general como ciudades, fronteras o viajes , en cuyo caso tenían que explorar esas nociones de manera muy amplia e imaginativa, o bien, temas muy específicos de autores, como Julio Verne, Haruki Murakami, Philip Roth o Henning Mankell. En cualquier caso, cada estudiante tuvo que desarrollar una colección de varios títulos, que a lo largo de las semanas creció de seis hasta dieciocho libros, además de entregar maquetas al tamaño, encuadernadas, como prototipos casi reales. Entre esas maquetas, una de ellas debía contener todas y cada una de las páginas interiores de una de las novelas, totalmente diagramada y con la edición cuidada (en ortotipografía y diseño). Por supuesto que el énfasis estaba en el diseño de las portadas y los forros, incluyendo lomos y solapas con logotipos, códigos de barras, texto de cuarta, semblanza y foto de autor, así como los otros títulos de la colección. Se evaluó la pertinencia, la unidad gráfica, la originalidad y la experimentación. Además, para la colección, presentaron una Guía de uso, en la que se asentaron los criterios gráficos, tipográficos y editoriales que le daban sentido y unidad a la colección. Finalmente, se presentaron los diseños para la promoción y difusión de las colecciones en prensa y marketing directo.

Quizá lo más bonito de este proceso, fue que los estudiantes tuvieron que leer las novelas de sus colecciones, es decir entre seis y dieciocho libros en un semestre, sólo de literatura. Esto fue un beneficio no evidente al inicio, pero que dejó huella en los hábitos de lectura de los egresados.


Seminarios de producción editorial

Para el año 2007, nos interesó que las reflexiones que propiciaban los invitados esporádicos a las sesiones de la Especialidad, se abrieran al resto de la comunidad de la EDINBA e incluso al resto de los profesionales de la edición. Por ello, en 2008 organizamos el Primer Seminario de Producción Editorial en el auditorio de la Unidad de Posgrado. Este evento, nos permitió organizar mejor las discusiones en torno a temas relevantes de la producción editorial y ampliarlas incorporando en ellas a otras voces. Cabe señalar que para entonces no existía un espacio de discusión similar en las academias de la ciudad de México. Como los resultados fueron muy buenos, lo repetimos en 2009 y para 2012, el Tercer Seminario de Producción Editorial adquirió más tamaño, abarcó varios días e incluyó una serie de talleres, entre los que destacó uno para generar libros electrónicos en formato ePub, uno de los primeros impartidos en la ciudad, que después fue retomado por la unam. A esos seminarios asistieron invitados de la talla de Daniel Goldin (exdirector de libros infantiles de fce, después director de la Biblioteca Vasconcelos y Premio Juan Pablos otorgado por la Caniem), Joaquín Diez Canedo, (ex director del fce, Conaliteg y también Premio Juan Pablos), Guillermo Pous (el más importante abogado en derechos de autor y propiedad intelectual de México), entre muchos otros.


Exposición 2012 de exalumnos

Con motivo de la puesta en marcha del nuevo plan de estudios de la Especialidad, organizamos una exposición con el trabajo de algunos de los egresados del plan anterior. Entre ellos destacaron Cristóbal Henestrosa, uno de los más importantes tipógrafos del país; Alejandra Guerrero, exdirectora de arte en Artes de México; Santiago Solís, multipremiado ilustrador y editor; Amanda Lemus Jefa del Departamento de Sistemas Interactivos del Centro Multimedia; Zazilha Lotz, ex coordinadora de la Maestría en Producción editorial de la uaem; Carlos Santiago Franco, ex coordinador del Área de Diseño Gráfico de casa en San Agustín Etla, Oax. Juan Carlos Serrano, exdirector de arte de la editorial era y Alejandra Galicia, maestra y académica de la uacm, entre muchos otros.

Esta exposición mostró claramente hacia dónde se habían dirigido nuestros exalumnos y el perfil de egreso que se había logrado construir, a lo largo de quince años de trabajo, así como también la pertinencia del modelo educativo.

Me dejó grandes experiencias, confianza en mi capacidad profesional y en mis conocimientos, fortaleció mi autoestima y mi creatividad, me ayudó a conseguir un buen trabajo, en una gran editorial, me sigue abriendo puertas a nuevas oportunidades y me permitió entrar al mundo editorial donde siempre quise estar, también me dejó buenos compañeros, colegas y amigos. Genoveva Saavedra. Generación 2004.


Plan de estudios 1998-2011

Esta especialidad nació bajo el nombre de Especialidad en Producción Editorial Asistida por Computadora. Desde el nombre del programa se aprecia que el énfasis estaba en dos nociones importantes: la primera, que aun dentro de una escuela de diseño, se enfocaba la producción editorial, en la cual el diseño era una parte que convivía con otras áreas, igualmente importantes. La segunda, que se consideraba a la asistencia de la computadora como un diferencial importantísimo, en grado tal que se planteó que compartiría todo un primer semestre a manera de “tronco común”, con otras dos especialidades, la de Multimedia y la de Compugrafía y sólo en el segundo semestre tendía asignaturas y contenidos propios de la producción editorial.

Estas dos coordenadas marcarían profundamente los siguientes quince años de la Especialidad, en un proceso de paulatina reflexión y claridad de lo que hacíamos y lo que buscábamos. Esos mismos años, los primeros del siglo xxi, fueron, a nivel mundial, de intensa redefinición de la industria editorial como una industria cultural y del diseño editorial como una importante práctica que construye valor simbólico (entonces no le llamábamos así) y contribuye ampliamente al enfoque trascendente del quehacer editorial. Lo anterior se debió en gran medida a la atomización, masificación y democratización de la edición, mediante computadoras personales (también llamada desktop publishing), que nos permitió enfocar cada proceso y cada especialidad por separado y reflexionar sobre su pertinencia.

La producción editorial, una noción detonante.

Salirse de la noción específica del diseño en el proceso editorial, nos permitió reflexionar qué lugar ocupaba éste dentro de la producción de publicaciones, pero, sobre todo, qué tipo de relaciones, negociaciones y resonancias tenía el diseño con las otras actividades fundamentales como la edición, la reproducción e incluso la circulación de las publicaciones. Esto nos llevó a pensar en que las habilidades de los futuros diseñadores no debían ser exclusivamente de realización, sino de diálogo, de interlocución y de negociación entre pares, con especialistas con un prestigio ganado durante siglos: los editores y los impresores. Los diseñadores tenemos que luchar con el desprestigio que se tiene de la profesión en el mundo editorial; ya que se tiene la falsa percepción que los diseñadores editoriales, son sólo técnicos, incultos y sin interés por leer los libros que hacen.

La especialidad me abrió el panorama del mundo editorial, me dio herramientas para generar rutas y abordar proyectos de libros, revistas, fanzines, etcétera. Cada publicación tiene características distintas y cursar la especialidad me hizo entender cómo dialogar con las personas que realizan una publicación. También me impulsó a generar publicaciones y buscar gráfica que provoque un impacto visual y textos que ayuden a reflexionar al lector. Carlos Franco. Generación 2005.

Además de los contenidos técnicos y tecnológicos exclusivos del diseño, que heredamos del diplomado, como el manejo tipográfico, se agregaron temáticas vinculantes con la impresión y los acabados, como: el cálculo de papel, la preprensa y la teoría del color. También contenidos como: la edición, el proyecto editorial, la ortotipografía y la corrección de pruebas. Nunca nos propusimos que nuestros egresados fueran editores o prensistas, pero sabíamos que lo ideal era que se convirtieran en interlocutores válidos y reconocidos por el gremio, que supieran lo que hacían los demás lo entendieran y lo respetaran por ser valioso; que identificaran el lugar y la importancia real que ocupa lo que hacemos en el contexto general de la producción de las publicaciones.

En 2006, tras la salida de Andrés del equipo y el ingreso de Astrid como editora, los cursos empezaron a enriquecerse con nuevos contenidos, editores invitados (como Ramón Córdoba, el legendario editor de Alfaguara) y visitas a las imprentas. Pero no por ello, los contenidos de diseño se redujeron, al contrario, en cada nuevo curso se profundizaron contenidos como: el color, el valor de las imágenes y su relación con los textos, pero, sobre todo, se estudió la tipografía, con la que fuimos especialmente rigurosos y exhaustivos.

Me ha dado la oportunidad de desempeñarme en el mundo editorial y tener otra visión del diseño, transmitiendo a mis trabajos la importancia de los procesos, lo cual me ha permitido estar al frente de diversos proyectos editoriales. Angélica Márquez de la Cruz. Generación 2012.

La asistencia de las computadoras se diluye

A partir de 1985, cuando se empezaron a comercializar las primeras computadoras personales Macintosh, el papel de la tecnología digital en las artes gráficas y el diseño creció de manera vertiginosa. En un principio, a los profesionales de la edición les costó trabajo incorporarse a esta autopista de alta velocidad, por lo que en un posgrado profesionalizante como esta especialidad, ofrecer capacitación en software y uso de computadoras, era totalmente pertinente y de allí que se acuñara en el registro ante la sep lo de Asistida por Computadora.

Sin embargo, las condiciones en torno a las tecnologías digitales cambiaban cada semestre y en muchos sentidos. Por ejemplo, el software de compuedición estándar en 1988 era Ventura Publisher, en 1991 PageMaker, en 1998 QuarkXpress y en 2003 InDesign. Los equipos de cómputo en la Unidad de Posgrado de la escuela eran escasos, de poca capacidad y las licencias limitadas, que envejecían rápidamente. Además, cada nueva generación de aspirantes dominaba mejor, las versiones más recientes del software y, en sus casas o trabajos, tenían mejores equipos que en la escuela. Pero, sobre todo, hacia el año 2003 ya era un hecho que absolutamente toda la producción editorial se realizaba en el ámbito digital, por lo que la distinción de las computadoras dejaba de tener sentido.

Entonces, la visión que se fue consolidando en la Especialidad, fue que la profesionalización que deseábamos impartir no era técnica o tecnológica, sino que éstas tendrían que subordinarse al fomento de una visión trascendente del diseño y la edición. Fue entonces que decidimos que los contenidos tendrían que estar en función del proyecto editorial, y que los objetivos comunicativos, estuvieran plasmados en papel, antes de que “sentaran frente a la computadora”. Nuestra prioridad siempre fue que los estudiantes se apropiaran de los fundamentos del diseño, de que logran ser capaces de la toma de decisiones a través de los conceptos y el manejo del lenguaje; habilidades que no caducan, a diferencia de los equipos de cómputo y del software. No obstante, como fue ineludible abordar aspectos del manejo digital en ciertos procesos, como el control especializado de la tipografía, en el año 2006 se integró al equipo Víctor Martínez, cuya misión específica fue impartir las clases sobre temas digitales del diseño.

Me gustó mucho la experiencia y la dinámica del grupo. Los maestros eran muy profesionales y el hecho de que trabajaran en la industria editorial, fue un gran plus. Todo estaba bien coordinado y funcionaba como reloj. Fue un gran impulso en mi carrera y tengo grandes amigos y colegas que sigo frecuentando. Santiago Solís. Generación 2005.


Plan de estudios 2011 [2]

Con el paso de los años, los programas y cursos se adaptan rápidamente a las nuevas generaciones, los aspirantes asimilan con facilidad discusiones actuales sobre el diseño, y nuevas realidades del mercado laboral. Esto conlleva a que los profesores, busquen innovaciones en sus programas, lo que genera un alejamiento en el plan de estudios original.

A casi 11 años del primer plan de estudios, nos dimos a la tarea de actualizarlo en un nuevo documento que recogiera los aprendizajes de los años anteriores y que abriera nuevas posibilidades para el futuro. Entre los objetivos adicionales de esta actualización, estaba la necesidad de apegarse a las nuevas disposiciones de la Subdirección General de Educación e Investigación Artística del inba, con las que se estaban renovando todos los planes de la EDINBA. Este trabajo nos permitió sistematizar las experiencias, reflexionar y discutir al interior del equipo y con la dirección de la Escuela de Diseño, la misión y la visión para la Especialidad.

Desde luego había cosas muy obvias para cambiar, como la desaparición total del “tronco común” y de toda vinculación con las otras especialidades, que había dejado de tener sentido mucho tiempo atrás, y fortalecer la continuidad educativa respecto de la licenciatura, para integrar los dos ciclos. Otros requerimientos venían de la dirección de la escuela y no eran cuestionables, como apegarnos al criterio de las Unidades de Aprendizaje y abandonar la perspectiva modular que tan bien nos había funcionado.[3] Sin embargo, había otros aspectos menos obvios, pero de suma importancia sobre los que era necesario tomar una postura.

Relación con la tecnología

Después de más de diez años de repensar constante nuestra relación con la tecnología, tanto desde el simple nombre del programa, como desde la concepción misma del diseño como una práctica técnica y tecnológica, era indispensable argumentar el deslinde. Contemplábamos a la producción editorial como un universo donde las tecnologías no son el fin sino el medio para producir objetos útiles y necesarios, y nos propusimos que los egresados entablaran una relación creativa, constructiva y sin complejos con la tecnología, siendo competentes en el uso de los procesos digitales que intervienen en la edición más allá de las habilidades ejecutivas.

Relación con el mercado laboral

Quizá las instituciones de educación privadas no tengan otra alternativa más que servir a lo que demanda el mercado laboral, pero las instituciones públicas tienen la posibilidad y el deber de mantenerse críticas al respecto e incluso buscar que sus egresados transformen las condiciones de ese mercado. Para nosotros era imperativo formar egresados competentes, pero con una perspectiva analítica y crítica del medio, así como una visión trascendente del quehacer editorial. Esto, claramente, apuntaba a egresados con un perfil que no sólo pudiera incorporarse a equipos de trabajo, sino incluso a encabezarlos.

Grandes enseñanzas de estrategias para el trabajo en equipo, que me ayudaron en el campo laboral. Sergio García Legaspi. Generación 2005.

El valor del proceso y el del resultado

Nos pareció indispensable cambiar el epicentro de la dinámica educativa del resultado al proceso, valorando éste como un recorrido tan valioso o más que el producto, en el que se alentaba la exploración, la experimentación curiosa, la investigación, el juego y la colaboración. Consideramos que es en el proceso, donde surgen los descubrimientos y el conocimiento, y lo importante es evidenciar las vicisitudes de este camino, para cada estudiante que, así, es capaz de reconocer qué es lo que está aprendiendo y cómo lo está haciendo. Esa es la mejor manera de replicar, enriquecer y expandir prácticas exitosas y abandonar las estériles.

Para mi la especialidad fue pieza fundamental para mejorar mi desempeño profesional, mi valoración del diseño cambió ya que me dio las herramientas necesarias para poder ser crítica y analítica con mi trabajo. Gracias por todo lo aprendido. Amanda Lemus Cano. Generación 2004.

Distinción de aprendizaje, evaluación y acreditación

Un aspecto pedagógico válido no sólo para la enseñanza del diseño, sino para toda la educación, es distinguir dentro del aprendizaje, a la evaluación como uno de los recursos formativos más valiosos, de la asignación de calificaciones, con fines de acreditación. En este aspecto, la evaluación es una práctica constante en los cursos, se realiza en colectivo, en ella los alumnos son quienes la ejercen, siempre de forma constructiva, propositiva y formativa, y el profesor es sólo un conductor o un facilitador. La finalidad de las evaluaciones es que los estudiantes identifiquen por sí mismos las cualidades de lo evaluado, que sepan ponerlo en palabras, comunicarlo de forma constructiva, de manera que sus compañeros mejoren. Jamás debe ser competitiva y mucho menos punitiva.

Objetivos y perfiles

Con el paso de los años llegaban más y mejores candidatos y el proceso de selección se refinaba para formar generaciones con perfiles más ricos. A la vez, que lográbamos que nuestros egresados estuvieran mejor preparados para desarrollarse profesionalmente. Esto nos alentó a plantearnos metas y perfiles de ingreso y egreso más sofisticados y ambiciosos. Así, en el plan de estudios, está plasmado como uno de los principales objetivos, la intención de desarrollar habilidades para:

… incorporarse al mercado laboral en condiciones ventajosas, proponiendo, gestionando e incluso encabezando proyectos editoriales” y “fomentar una visión crítica e informada que permita reconocer el valor social de la producción editorial y el lugar que ocupa el diseño en la generación de dicho valor, para sí participar vitalmente en el desarrollo cultural del país, estimulando una producción editorial de calidad.

Entre los materiales que se les entregaba a los aspirantes en las sesiones informativas para ingresar la Especialidad, se encontraban las características ideales del perfil de ingreso que debían cubrir los futuros alumnos: poseer un amplio universo cultural, así como interés por lo que acontece en la sociedad. [Tener una] actitud crítica y participativa abierta a aceptar nuevos criterios. [Tener una] disposición al trabajo en equipo y a la discusión de ideas. [Tener] facilidad para la expresión escrita y hábitos de lectura”.

En el mismo documento señalaba que los egresados ideales serían: “Especialistas capaces de participar vitalmente en el desarrollo cultural del país, [que] aportaran al quehacer editorial una visión trascendente y su capacidad creativa, fundamentales para estimular una producción editorial de calidad [y] entablaran una relación constructiva e innovadora con la tecnología y las nuevas formas de producción”.

Sin duda, el cursar la especialidad marcó un antes y después en mi visión profesional, gracias a ella mejoré mi pensamiento analítico y crítico. Aunque pudiera parecer que la especialidad se enfocaba en aspectos "técnicos" del diseño, la realidad es que la metodología tuvo un enfoque teórico muy robusto, que desarrollaron habilidades y conocimientos que me permitieron entrar de manera fácil y asertiva a otras disciplinas y desempeñarme con mucho éxito en mi carrera profesional. Brisa Ruiz Chan. Generación 2009.

Cambio de nombre

El cambio simbólico más importante, fue el del nombre, pues dejó de ser una Especialidad en producción editorial, para convertirse en una en diseño editorial.

Leo todas mis notas de aquellos años, en los que fortalecimos la idea de que lo correcto era el enfoque de la producción, y leo la argumentación que pusimos en el plan de estudios para cambiar a diseño y no lo entiendo. No sé cómo ocurrió, pues fue una incongruencia. Aunque parezca una minucia, regresar al ombligo del diseño, aunque fuera nominalmente, iba en contra de un trabajo expansivo y de crecimiento de años. No sólo retrocedió respecto del concepto de diseño, sino de la visión de la edición y su papel en la sociedad, además resuena con la personalidad retraída de la EDINBA, que tanto me disgustaba. Fue un error, si pudiera, lo cambiaría de inmediato.

A manera de conclusión

He intentado describir lo que hicimos y algo del por qué lo hicimos así. Si estuvo bien, no me corresponde decirlo, pero les invito a leer el plan de estudios 2011, en especial sus fundamentaciones, creo que son interesantes. A continuación, les propongo conocer algunos aspectos de los egresados.


Análisis de los egresados

Para elaborar el presente texto, elaboré una encuesta a los egresados de la Especialidad entre los años 1998 y 2012 a la que respondieron 39 exalumnos, que representan casi el 20 % de los 225 estudiantes que calculo que pasaron por la especialidad entre 1998 y 2012, y obtuvimos los siguientes resultados:

1. Tutorías. Aunque la práctica de tutorías empezó algunos años después de que iniciara el programa, el 73 % de los estudiantes tuvieron tutores. Sólo los profesores que llevábamos módulos de diseño teníamos tutorados, por ello, ni Astrid Velasco ni Víctor Martínez aparecen en la estadística. El porcentaje ligeramente menor de tutorados del Andrés Ramírez se explica porque se separó del equipo en el año 2006 (Gráfica 1).


Gráfica 1. Tutorías



2. Universidad de procedencia. Aunque esta muestra no indica universidades privadas, es verdad que la abrumadora mayoría de los estudiantes venían de universidades públicas de la cdmx. Sin embargo, recordamos a varios estudiantes que venían de universidades privadas, en especial durante los años en que la uvm y unitec tenían la modalidad de titulación de sus licenciaturas al aprobar esta especialidad. También recordamos al menos seis estudiantes que provenían de Veracruz, Oaxaca e Hidalgo. En esta muestra, el porcentaje que proviene de la propia EDINBA es menor que el de la unam, lo cual es distinto de mi recuerdo, pero pensemos que en la upec había otros programas de posgrado disponibles, a los que los egresados también podían aspirar (Gráfica 2).


Gráfica 2. Universidad de procedencia



3. Continuidad en los posgrados. La muestra indica que el 75% de los egresados continuó con otros estudios de posgrado, de los cuales el 88% fueron en diseño o en áreas relacionadas con él, o bien relacionadas con la edición y las publicaciones. De esto concluyo, que la Especialidad fomentaba el deseo de seguir aprendiendo y además contribuía al perfil de ingreso de los posgrados (Gráfica 3 y 4).


Gráfica 3. Cursos de posgrado


Gráfica 4. Áreas del posgrado



4. En cuanto al desempeño profesional, después de cursar la Especialidad, la investigación describe que una buena parte se dedicó al diseño de forma independiente y en instituciones públicas (Gráfica 5 y 6).


Gráfica 5. Desempeño profesional A.


Gráfica 6. Desempeño profesional B.



5. La muestra también señala que los egresados consideran que la especialidad les permitió ganar confianza en sí mismos, mejorar su desempeño profesional, ampliar su creatividad y formar parte de equipos de trabajo, entre varios otros aspectos (Gráfica 7).


Gráfica 7. Lo que permitió la Especialidad



6. Finalmente, los egresados evaluaron a los ejercicios y el Proyecto final (Terminal) como muy buenos, también consideraron muy buenos la metodología de los profesores, las tutorías, las evaluaciones colectivas y las dinámicas de grupo (Gráfica 8).


Gráfica 8. Evaluación hecha por los egresados.



Generación 2005.



Generación 2011.



Generación 2011.



Generación 2011.




bibliografía

Debord, Guy y Gil Wolman, “Modos de usos del desvío”, en Potlatch. Textos completos (1954-1959), Madrid, Literatura Gris, 2002.

Lorey, Isabel, "Non-representationist, Presentist Democracy", 2011 (consultado el 15/06/2013).



Semblanza del autor

Leonel Sagahón es diseñador gráfico, artista visual, profesor de diseño y editor. Desde hace más de veinte años desarrolla proyectos de comunicación gráfica para el ámbito cultural y universitario. Su trabajo ha sido expuesto y publicado en México y el extranjero y ha recibido premios entre los que destacan tres Premios a la Calidad Editorial (Caniem), un primer lugar en la Bienal Internacional de Cartel en México, un tercer lugar en la Trienal de Mons, Bélgica y un segundo lugar en la Bienal Nacional de Diseño. Imparte clases, conferencias y talleres relacionados con el diseño, el arte y la comunicación, en instituciones como la UAM, la UACM y el INBA. Fue coordinador de la Especialidad en Producción Editorial de la Escuela de Diseño del INBA y actualmente es profesor investigador de la Academia de Comunicación y Cultura de la UACM donde coordina el Laboratorio de Comunicación Gráfica y Semillas, el Festival Internacional del Libro y la Lectura en San Lorenzo Tezonco. Desde 2012 fundó Tintable, empresa dedicada a generar y publicar contenidos sobre comunicación..



Recibido: 14 de mayo de 2021.


 

[1] Fui coordinador de esta Especialidad de 1998 a 2009, con una interrupción de un año en el 2000, en 2009, la coordinación recayó en Regina Olivares y en 2011 en Adriana Esteve.

[2] Cabe aclarar que no pude conocer la versión del plan que oficialmente autorizaron el INBA y la SEP, pues para cuando se logró, yo ya estaba lejos de la EDINBA, ahora es posible consultar una versión abreviada del Plan de estudios en https://edinba.inba.gob.mx/images/
pdf/especialidad_editorial_folleto.pdf
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Sin embargo, ésta no contiene partes importantes como las fundamentaciones y las tutorías.

[3] En la versión abreviada que se puede consultar en línea, no reconozco el mapa curricular, en el cual han desaparecido las Unidades de aprendizaje y reaparecen unos módulos, como los que tanto nos presionaron por eliminar. Sin embargo, estos módulos parecen corresponder más bien a los semestres y no a la articulación de los contenidos. https://edinba.inba.gob.mx/images/
pdf/especialidad_editorial_folleto.pdf
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