NÚMERO
50



JULIO
DICIEMBRE
2022

TEXTOS Y CONTEXTOS

Muralismo, complejidad e impacto social

Muralism, complexity and social impact

Resumen

En este escrito reflexiono sobre los diferentes factores que intervienen en la elaboración de un mural y su impacto social, a partir de una entrevista que le hice al maestro muralista Jesús Rodríguez Arévalo, en torno a la realización del mural titulado “Samla, proeza de vida”. Este mural fue realizado en el año 2018, en la comunidad de Santa María Amajac, San Salvador, Hidalgo, México. Resalto la complejidad del proceso, la importancia del método participativo que desarrolla y las diferentes narrativas que se entretejen y que generan lecturas diversas.


Abstract

In this text, I reflect on the different factors intervening in the elaboration of a mural and its social impact, based on an interview I conducted with the master muralist Jesús Rodríguez Arévalo, regarding the creation of the mural entitled “Samla, prowess of life”. This mural was made in 2018, in the community of Santa María Amajac, San Salvador, Hidalgo, Mexico. I highlight the complexity of the process, the importance of its participatory method, and the different narratives interwoven therein, which generate diverse readings.



Cuauhtémoc Salgado Barrera
Docente UAM-Azcapotzalco
canalaguilamensajera@gmail.com


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Vamos a sacar la producción pictórica y escultórica de los museos —cementerios— y de las manos privadas para hacer de ellas un elemento de máximo servicio público y un bien colectivo, útil para la cultura de las grandes masas populares.

David Alfaro Siqueiros


Introducción

El día 16 de enero de 2018, se me invitó a la inauguración de un mural que se encuentra en el pueblo de Santa María Amajac, Municipio de San Salvador en el Estado de Hidalgo y que fue realizado por el maestro Jesús Rodríguez Arévalo y su equipo de trabajo. El evento fue muy emotivo y había autoridades del Municipio y de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo UAEH. Me pareció un evento interesante y decidí hacerle una entrevista al maestro Rodríguez Arévalo, en torno a este mural, de modo que el día primero de abril de 2018 platicamos en forma amena y extensa sobre su trabajo. Por medio de este escrito deseo compartir una serie de reflexiones sobre el proceso de producción del mural, teniendo como principal guía la entrevista realizada y un estudio fotográfico que realicé ese día.


Proceso de producción e interpretación del mural “Samla, proeza de vida”

Son diferentes dimensiones las que hay que conocer para entender una obra; cada una es una luz que ilumina el objeto de estudio y por lo tanto son complementarias, ninguna es más relevante que la otra. Cada dimensión es un universo que sólo podemos describir parcialmente, pero si las entretejemos todas, podemos ver la riqueza del mural. Comienzo con la trayectoria del maestro Rodríguez y el inicio del proyecto.




Mural “Samla, proeza de vida”
Foto: Cuauhtémoc Salgado Barrera



Un día en la vida

Me cuenta el maestro que estando en su centro de trabajo, el Instituto de Artes, perteneciente a la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo UAEH, ubicado en Real del Monte, se le llamó a la dirección del plantel y se le pidió el apoyo para realizar un mural. Para su sorpresa, la solicitante era la maestra Rosalba Téllez Azpeitia, a quien ya conocía, puesto que era la directora del jardín de niños de la colonia Morelos, lugar donde había trabajado haciendo murales. La maestra Rosalba ya había platicado con el Rector de la UAEH, quien de buen grado había aceptado apoyarla.

El motivo del mural era hacer un homenaje a Samla Camargo Téllez, hija de la maestra, quien había fallecido a causa de un accidente automovilístico el día 24 de abril de 2017. Samla había sido una estudiante excelente de la carrera de derecho, una joven muy activa que participaba en el Consejo Universitario de la Escuela Superior de la UAEH, plantel Actopan.

Dice el poema de Antonio Machado: “caminante, son tus huellas el camino y nada más, caminante no hay camino, se hace camino al andar…” y es así que el maestro Rodríguez Arévalo va caminando de mural en mural, y ese mismo caminar tiene efectos sociales que tarde o temprano lo impulsan nuevamente a proseguir su misión. Siempre los grandes maestros se iniciaron como alumnos y aprendieron de los viejos maestros. Los actuales van haciendo escuela; en el caso del maestro Rodríguez, el legado de Siqueiros, tanto su obra, como su pensamiento, son lo que nutre su espíritu y su magisterio pictórico.

La maestra Rosalba Téllez en su dolor por la pérdida de su hija, acudió con el maestro indicado, y dio origen a un proyecto artístico muy relevante que a continuación seguiremos comentando.




Las múltiples facetas de Samla
Foto: Cuauhtémoc Salgado Barrera



Proceso de conceptualización

Aceptado el proyecto, el maestro Rodríguez fue a la casa de la maestra Rosalba, quien junto con su esposo el maestro Basilio Camargo, le mostró fotografías, videos, y escritos de Samla, además de narrarle la trayectoria de la joven, sus gustos y pasatiempos, sus inquietudes y un sinfín de anécdotas, para contribuir al trazo del boceto inicial.

Posteriormente se revisó el lugar y el muro propuesto donde se plasmaría la obra. Éste medía aproximadamente dos metros de alto; se solicitó que se ampliara a cuatro metros y al final quedó en cuatro setenta de altura y treinta y seis metros de ancho. La ampliación quedó a cargo de la hermana de la maestra Rosalba, una arquitecta que además de supervisar en cuestiones técnicas los trabajos, propuso una serie de marcas sobre el muro, para simular una película fotográfica, las cuales quedaron en relieve y en mosaico negro, lo cual le dio un acabado brilloso. Por su parte, el aplanado fue tradicional, de textura de arena y mortero, semi-liso.

Se formó el equipo de trabajo con Janet Calderón, Cibsaim Azpeitia, Marco Hernández Hernández, Sergio Pérez Méndez, Giovanni Martínez Blancas y Gloria García Contreras.

Fueron varias sesiones de trabajo, se recabaron todos los datos disponibles, se depuró la idea de acuerdo con los valores que caracterizaban a Samla, destacando su actitud solidaria, su gran entusiasmo y su alegría, por lo que se llegó a la conclusión de que su figura debía de ser luminosa.

Era una joven que conocía muy bien sus tradiciones y participaba en los eventos de su pueblo, como por ejemplo el día de la celebración de Santa María Amajac, en la que los pobladores van al cerro y llevan un cantarito que llenan de agua, y tienen que ir con mucho fervor para que no se les rompa. Una hermosa imagen del cuidado que exige la fragilidad de la vida.

Después del estudio de su vida y el contexto, se presentó el primer proyecto a color a los padres, compañeros y amigos de Samla, quienes hicieron algunas observaciones, que fueron debidamente anotadas. Por ejemplo, se mencionó que era importante incluir la imagen del Consejo Estudiantil Universitario y símbolos como el de la garza, haciendo referencia a una escultura de esa ave que adorna la fuente del patio del edificio central de la Universidad. Es una escultura de bronce que originalmente se encontraba en el Parque Porfirio Díaz de la ciudad de Pachuca y que en la década de 1960 fue trasladada a la Universidad por un grupo de estudiantes, en un acto de protesta, convirtiéndola en símbolo de autonomía.

Después de haber integrado las propuestas sobresalientes, se mejoró y se presentó el segundo boceto. Fueron pocas las observaciones que se hicieron y fue así que se procedió a la elaboración del tercer boceto.




Proyecto o maqueta del mural, foto: Cuauhtémoc Salgado Barrera.



Un trabajo de esta índole es complejo, porque implica integrar un gran equipo no sólo de artistas, sino también de familiares, amigos y compañeros; cada uno cuenta sus vivencias y sus creencias en torno a la vida de esta joven: su pueblo, sus actividades, sus gustos, sus anhelos y sus sueños. Contar es verbalizar, es transcribir de un código de imágenes a un código de palabras, integrando además las narrativas visuales, audiovisuales y escritas que son testimonios de la vida de Samla. Paralelamente, para los padres principalmente, es parte del proceso de sanación de la herida dejada por la muerte de un ser tan amado. Hay un diálogo, una interacción intensa entre todos.

Para el equipo de muralistas fue un gran reto, ya que implicó transcribir en imagen lo más importante de una vida y hacer una composición armónica de múltiples relatos. El proceso creativo es un modo de vida, puesto que la mente, la imaginación, los pensamientos, los sentimientos están siempre en movimiento, e incluso cuando uno duerme, los sueños creativos son el producto del trabajo diurno.

Imaginar, dibujar, borrar, acomodar, integrar, mirar de cerca, de lejos y concebir el primer boceto, para llevarlo con entusiasmo a las reuniones y escuchar y ver el impacto causado, para de nuevo dialogar, ampliar, mejorar, perfeccionar el segundo boceto; el tiempo corre y es necesario empezar a trazar en el muro. Otra etapa se inicia, y es lo que platicaremos en el siguiente apartado.


La experiencia

Listo y aprobado el boceto, se gestionaron los recursos. A la Universidad se le pidió proporcionara la gasolina, los andamios, la alimentación, el transporte y el pago de honorarios. La maestra Rosalba se comprometió a conseguir pintura, la mano de obra faltante y la comida. Los muralistas apoyaron con brochas y botes de pintura.

El primer acto fue “el brochazo de inicio”, que consiste en que amigos, compañeros y todos los implicados, sean muralistas o no, participan festivamente pintando un mensaje en el muro, en un acto de solidaridad colectiva. Todo lo pintado queda abajo, soportando el mural.

A finales de abril de 2017 el Mtro. Adolfo Pontigo Loyola tomó posesión como rector de la UAEH y fue en mayo de ese año que se inició el proceso del mural. Era la primera conmemoración del 10 de mayo que la profesora Rosalba no tenía a su hija a su lado. En junio se comenzó a pintar la obra, para concluir en noviembre de 2017. Fueron cinco meses y medio de trabajo. Es importante mencionar que aquí el muralismo se convirtió en una especie de terapia, un acompañamiento colectivo para ayudar a los padres a superar lo acontecido.

El muralismo tiene que adaptarse a las circunstancias y sirve para fortalecer el tejido social; en el muro se crean y recrean los lazos de amistad y solidaridad. Así sucedió con los padres que pudieron canalizar su tristeza ocupados en la realización del proyecto. A la muerte de Samla, sólo les quedó Aram, el hijo mayor, médico cirujano dentista.

En junio de 2017 se inició el trazado con pintura blanca y se proyectaron algunas figuras. Había que acelerar el trabajo, ya se veían venir las lluvias. Todo mural de este tipo se tiene que ir enriqueciendo sobre el camino con los sucesos del momento; así, por ejemplo, se integró la imagen del rector Pontigo tomando posesión de su cargo y se resaltó la imagen de Samla como consejera universitaria.




Samla Consejera Universitaria, foto: Cuauhtémoc Salgado Barrera.



Otro elemento agregado fue la referencia al terremoto del 19 de septiembre de 2017, mediante una mano en alto para decir: ¡México está de pie!

Parte del proceso es atender a las visitas que llegan cuando se está trabajando, se hace un recorrido con ellas, para explicarles el proyecto, las diversas alusiones, se convive un momento y luego a seguir pintando. El mural está compuesto de micro narrativas que pueden ser ligadas de manera diversa. Cada figura encierra un recuerdo, como el elefantito que aparece en la mano de Samla, y que se incluyó porque el maestro Basilio contó que su hija había soñado con un elefante pequeño y tierno que jugaba en sus manos, y ese fue su último sueño.

Samla está dibujada con los brazos abiertos, abarcándolo todo. Era extrovertida, ofrecía su amistad abiertamente. También se plasmó la imagen de cuando fue reina de Santa María Amajac, cuando tenía 18 años. En el mural el símbolo central es ella, que irradia luz blanca. El brazo izquierdo simula movimiento; en la mano sostiene un árbol, que simboliza su generosidad. Cuando veía abatido a alguno de sus amigos lo apoyaba, lo levantaba. Mas abajo están representados la flora y la fauna de Santa María Amajac, con animalitos bebés.

El proceso creativo es un proceso hermenéutico, que consiste en traducir las palabras clave a una imagen, a un símbolo, como por ejemplo los símbolos referentes al campo profesional de la abogada, la justicia y la espada; símbolos de las costumbres locales, como el glifo con el cántaro de agua, y los elementos regionales, como los chinicuiles (gusano de maguey) y los escamoles (huevecillos de hormiga).

Otra imagen relevante es la del músico Facundo Cabral, que hace referencia al vínculo cultural que tenía Samla con sus padres, una afición compartida. Era parte de su esencia. La canción representativa que se empleó fue la que dice:


“No soy de aquí, ni soy de allá
no tengo edad, ni porvenir
y ser feliz es mi color
de identidad…”


Como queriendo decir: soy universal, no tengo fronteras. En la imagen, Facundo entrega su guitarra vieja, que ha andado en la calle, en el viento, en el lodo; esa guitarra tiene mucho recorrido.




Facundo Cabral, foto Cuauhtémoc Salgado Barrera.



El mural representa distintas etapas en la vida de Samla, como si las irradiara; así la vemos, en la distancia, corriendo con su perro y muchas de sus amigas siguiéndola. Ella era la líder y se convierte en un ave fénix, para luego transformarse en fuego, hasta llegar al sol.

Del lado derecho, al otro extremo, está su signo zodiacal: Capricornio. Más abajo, a mano derecha, se puede observar las fases de transformación para convertirse en mariposa.

Muy interesante fue la incorporación de gente del pueblo en la pintura, como Jonathan, un niño a quien le tocó pintar una ardillita que está encerrada en un árbol, otra niña pintó un petirrojo; una señora, una mariposa. El equipo de muralistas funciona como un cerebro colectivo, durante el proceso todos se apoyan, se intercambian opiniones para pulir las metáforas y narrativas. Hay metáforas que surgen espontáneamente al momento de mezclar y fusionar imágenes. El mural no es una obra estática, siempre hay significados ocultos y abiertos. El espectador también participa, llega y construye su propia historia, porque el mural no es una ilustración. Los pobladores que pasaban daban su opinión; por ejemplo, una señora decía: “¿para qué pintan a Samla, si ya no está presente? No tiene caso, no debieron haberla pintado tan grande, me da temor”. Otras estaban de acuerdo con el trabajo y afirmaban: “Ojalá que el pueblo se llenara de murales, como el que están haciendo, con las imágenes de las gentes memorables”.




Inauguración del mural, foto Cuauhtémoc Salgado Barrera.



Este mural tiene el mérito de tener cuatro retratos y hacer un retrato en un mural es muy difícil, por la cuestión de la escala y el andamio. La maestra Rosalba se desesperaba, quería ver a su hija pronto, no estaba contenta y esto es natural porque la gente no entiende que todo retrato se inicia con una mascarilla y poco a poco se va perfeccionando. El artista tiene que conservar la paciencia, cualquier persona que no le sepa puede entrar en pánico y estropear todo.

La inauguración fue el 16 de enero de 2018, ante el secretario particular del rector, familiares, amigos, compañeros y gente del pueblo. Es un mural impresionante, se ve el tiempo que se le dedicó y así lo dijo el representante del rector “Me voy muy complacido de lo que produce la Universidad”.

En la inauguración, cada muralista explicó al público su parte en la elaboración de la obra. Recordemos que el mural se llama “Samla, proeza de vida”, puesto que cuando compitió para consejera universitaria, su planilla se llamaba “Proeza” y Samla en realidad era eso, un prodigioso ejemplo de vida. Concluir este trabajo, también fue una proeza, fueron casi 200 metros cuadrados de mural.




Equipo de muralistas y autoridades, foto: Cuauhtémoc Salgado Barrera.


Una obra terminada pasa a formar parte de la cultura colectiva y del tejido de obras que la antecedieron y de las que vendrán. La obra es y será el símbolo de una época y cada micro narrativa es una ventana a la historia, un mensaje que algunos sabrán descifrar. Simplemente el impacto estético que produce el verla por primera ocasión nos transforma en ese instante.

Por su parte, cuantos participaron en la obra, ya sea gestionando recursos, pintando, opinando, apoyando económicamente; con la comida, con sus ideas y su presencia, obtuvieron una experiencia que nunca van a olvidar y principalmente los niños y jóvenes que han aprendido y podrán llegar a ser futuros artistas; niños y jóvenes tan necesarios para trasmitir los valores y el espíritu de alguien como Samla.



Fig. 8 Intercambio de experiencias con la comunidad, foto Cuauhtémoc Salgado Barrera.



De la experiencia de hacer un mural se desprende la necesidad de reconformar la teoría del muralismo, revisar el método, perfeccionar las técnicas. A esto quiere contribuir la siguiente sección.


La complejidad

Ver un mural terminado es agradable, pero quienes no participaron en su elaboración no imaginan las múltiples dimensiones que hay que analizar para comprender y disfrutarlo a fondo; no sólo las narrativas y mensajes que contiene, sino el proceso de producción, que es tan importante como su significado.

He escuchado a algunos jóvenes referirse al arte y en este caso al muralismo, como una actividad sin finalidad, un simple gusto de los artistas, jóvenes soñadores que sólo pierden su tiempo. Esto se debe a que en las últimas décadas ha prevalecido una visión mercantil y superficial de la vida; sólo las actividades que dejan ganancias económicas o que resuelven problemas técnicos inmediatos son útiles para esta mentalidad obtusa. Sin embargo, hay que entender que el arte cumple una función social muy importante.

El arte es una forma de comunicación, se transmite de forma poética el sentir de un grupo, de una comunidad, de un pueblo. Quienes producen arte afinan su sensibilidad para comprender lo que sucede en su entorno, y así como reciben, comparten y fortalecen la identidad, la cual tiene que ver con los símbolos, las narrativas, los rituales que cíclicamente se trasmiten de una generación a otra. El arte retoma la memoria y la tradición, innova y enlaza, cuestiona y da continuidad a la vida. Por eso es vital, porque cifra la visión y el sentido del ser de un pueblo.

Otra función inherente al buen arte es que, tanto en el proceso de producción, como en el de difusión, educa, trasmite los valores y resalta a los hombres y mujeres que han sido el ejemplo de una época y que se convierten en el modelo a seguir, luz necesaria para los que vienen. Es el reverso de los mensajes mercantiles que en su mayoría crean ídolos falsos y sólo buscan manipular.

Pero el arte no es el acto individual de un genio solitario, como algunos historiadores nos quieren hacer creer. Para hacer arte se necesita de un equipo de trabajo, del apoyo institucional, y de la cultura emanada del pueblo; se necesita también de recursos económicos y materiales suficientes y bien administrados. Se necesita gestionarlos y acudir a personas solidarias y a instituciones públicas o privadas para solventar los múltiples gastos que, a la larga, para quien conoce, son redituables socialmente. Una obra artística, al pasar el tiempo va adquiriendo un valor simbólico y económico mayor, cuando está bien hecha. El tiempo dictamina la trascendencia de la obra.

Lo prodigioso de los mensajes simbólicos es que, aquello que el o la artista imprime en la obra, cada generación los recrea, los amplia, lo asimila; como la obra y los seres humanos estamos en un espacio cambiante, a un texto o discurso se le integran otras narrativas. La cultura a la que pertenece la obra es un tejido que se modifica, se amplía, se resignifica. La comprensión de un mural como el de “Samla, proeza de vida” sólo se da cuando el espectador se vuelve partícipe y dialoga con quienes plasmaron los mensajes: aunque ya no estén presentes, han dejado su espíritu.

La obra recrea el espacio en donde nace, transforma el lugar y por lo tanto a la gente que vive en ese entorno; se vuelve parte del paisaje y de la memoria colectiva; genera emociones, sentimientos y comunica, propiciando que la comunidad dialogue y se identifique.

Durante el proceso creativo se fortalece la dimensión ético-estética de quienes participan en el trabajo, puesto que trabajar en equipo obliga a ser solidario, a compartir los alimentos, las horas de angustia, de cansancio o de gozo y se fortalece con ello también la dimensión política.

Las autoridades tienen la obligación de promover el arte, por lo cual necesitamos que quienes nos gobiernen sean gentes preparadas y responsables ante la misión que ellos mismos han asumido, y parte de esta misión es promover la cultura. El muralismo es ya una tradición, México es un referente obligado a nivel mundial, principalmente ante Latinoamérica, que es la Patria Grande y que tarde o temprano deberá tener una mayor integración, y el muralismo es un medio de unión y solidaridad.

Ante la globalización, la interacción física y virtual entre los seres humanos es cada día mayor y estamos viendo como los movimientos internacionales se fortalecen; lo mismo pasa con el muralismo en los niveles nacional e internacional. La influencia mutua, el intercambio tecnológico, la construcción de proyectos colectivos y actualmente la lucha por la emancipación de los pueblos, nos tienen que llevar a una nueva era, a través también de las prácticas artísticas, donde se cobre conciencia de que, seamos de la nación que sea, sólo tenemos una casa: la madre tierra.




Semblanza del autor

Cuauhtémoc Salgado Barrera. Profesor de tiempo completo de la Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco, en la División de Ciencias y Artes para el Diseño. Realizó la maestría en Tecnología Educativa en el Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa (ILCE), y la licenciatura en Diseño de la Comunicación Gráfica en la UAM Xochimilco. Centra sus investigaciones en la imagen y el desarrollo humano, trabajando con grupos de la sociedad civil, en la Ciudad de México, Ocosingo, Chiapas, y actualmente en el Valle del Mezquital, en el estado de Hidalgo.



Recibido: 28 de mayo de 2022.
Aceptado: 25 de junio de 2022.

Palabras clave
Arte, educación, participación ciudadana, complejidad y método.

Keywords
Art, education, citizen participation, complexity, method.